El que con lobos se junta…

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(25 DE ABRIL, 2022) Por J. Jesús Esquivel. 

 

El que con lobos se junta…

 

Washington – ¡Se acabó! Enfático y directo fue el portazo que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador asestó a la DEA.

Había que ponerles fin a los abusos, violaciones de soberanía e hipocresías de los 54 agentes de la DEA en México a los que el gobierno de Felipe Calderón acostumbró y que el de Enrique Peña Nieto ignoró.

En abril del año pasado, AMLO dio la orden de desmantelar la Unidad de Investigaciones Sensibles (SIU, por sus siglas en inglés), creada en el Sexenio de la Muerte de Calderón y apadrinada nada menos y nada más que por Genaro García Luna y su lugarteniente, Iván Reyes Arzate.

La SIU, por años, fue compinche de agentes de la Administración Federal Antidrogas (DEA) en operativos para presuntamente desarticular a los cárteles de la droga, dejando intocables a los que estaban ligados García Luna y Reyes Arzate, excomandante de la desaparecida Policía Federal.

Los integrantes de la SIU, todos bajo escrutinio y sometidos a la prueba del polígrafo por parte de los agentes gringos para que no se les metiera un colado, eran elementos de la Policía Federal y la Marina bajo las órdenes de Reyes Arzate, sujeto al mando, y caprichos de la DEA.

Ese grupo de élite mexicano hacía prácticamente todo lo que les ordenaran los agentes extranjeros. A cambio del servicio -no de todos, aclaramos aquí en Entre calaveras y diablitos, porque como cantaba Chente; ‘existen aves que pisan el pantano y no se manchan’-, la DEA cerraba los ojos y oídos a las colusiones de personajes como García Luna y Reyes Arzate con fracciones del Cártel de Sinaloa.

Tal y como lo repetimos hasta el cansancio aquí en esta plataforma bendecida por los Hijos del Averno: ‘los gringos no tienen amigos, tienen intereses’; la DEA le tenía su guardadito a García Luna y a Reyes Arzate. A este par de personajes, reflejo de la impunidad, muerte y desolación que impregnó Calderón en el país, la DEA los acusó de narcotráfico y luego los arrestó. Con el fin del gobierno de Peña Nieto y el inicio del de AMLO, la DEA quemó sus naves y quiso limpiar (muy tarde) el mugrero que permitió y dejó crecer entre las filas de la SIU.

Los informes procedentes de Estados Unidos de que pese a acusarlos de ser aliados de la fracción del Cártel de Sinaloa de los hermanos Beltrán Leyva, la DEA negociaba acuerdos con García Luna y Reyes Arzate (detenidos en 2019 y 2020, respectivamente) fueron la razón por la que el gobierno de AMLO empezó a buscar la manera de ponerle un estate quieto a los agentes gringos.

García Luna, empecinado en que puede derrotar al sistema judicial de Estados Unidos demostrando que es inocente, será sometido a juicio en octubre de este año. Reyes Arzate, oficialmente en octubre del año pasado, acordó traicionar a los suyos a cambio de una sentencia benévola y luego convertirse en testigo o soplón protegido de la DEA. La presidencia de México desde febrero del año pasado ya tenía la información de lo que la DEA planeaba con Reyes Arzate. Por ende, se anunció el desmantelamiento de la SIU y además como parte del cambio a las leyes de seguridad, obligó a que mes a mes, a partir de abril de 2021, los agentes de la DEA y de todas las agencias de espionaje y aplicación de la ley de Estados Unidos con presencia en México, entreguen a la Cancillería un informe de sus actividades y movimientos en territorio mexicano. La medida no era opcional; si no lo hacen, los agentes gringos conocen la salida del país.

Para colmo de males y luego de estar acostumbrados los agentes de la DEA a compartir sábanas con la desaparecida Procuraduría General de la República cuando la dirigió Marisela Morales, ocurre el arresto, escándalo y demás con el general Salvador Cienfuegos Zepeda.

Si miramos con objetividad los casos García Luna y Reyes Arzate, podremos oler la narcocorrupción de la DEA. El primero porque no aceptó (todavía) la oferta de la DEA, pero el expolicía federal ya es un chitón de los gringos y le perdonarán sus culpas por encima de los miles de muertos mexicanos y estadunidenses (estos por sobredosis) que arroja el saldo de la guerra perdida de Washington en contra de las drogas.

Sí, con apoyo de la SIU los de la DEA agarraron a Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera. Ya era el colmo que no lo hicieran después de tantos años de jugar al gato y al ratón. A “El Chapo” la DEA no le ofreció acuerdo porque era ya cartucho quemado, de lo contrario, la historia sería otra.

 

 

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